lunes, 13 de abril de 2009

VIOLENCIA EN EL FÚTBOL...


El fútbol es el movimiento más expresivo de la tierra. El acontecimiento que mayor cantidad de personas mueve en el mundo, por encima de cualquier evento político, religioso o lo que fuere. Un deporte que despierta emociones bruscas, ya que en cuestión de segundos se puede pasar de la risa al llanto, del amor al odio, de la alegría a la tristeza. Determinante en el estado de ánimo de una persona. El fútbol es pasión.

¿Pero hasta donde llega esta última definición? Esta pasión llega, muchas veces, a circunstancias extremas. Los estadios se convierten en el principal confesionario de alguien que manifiesta sus problemas personales con un insulto al aire o una puteada ya sea al árbitro, al adversario o hasta su propio equipo.

Esa pasión que hace hasta al menos religioso suplicarle a dios por el bien de su club. Esa pasión que hace llorar hasta al más duro de todos los hombres, eliminando aquel viejo concepto de que los hombres no lloran.

En la actualidad, vivimos momentos de gran tensión. Los jugadores salen al rectángulo sabiendo que de no hacer bien las cosas serán reprochados con fuertes insultos que a veces terminan en el pedido de que se vallan de la institución. La manifestación de los simpatizantes de San Lorenzo en el aeropuerto de Ezeiza es un fiel retrato de esto. La llegada de los jugadores a Argentina luego de ser eliminados de la Copa Libertadores, produjo la ira de los hinchas de dicho equipo. ¿Hinchas? Si, hinchas. Quien les escribe los denomina así porque todavía tiene la ilusión de que esto algún día cambie.
Esta eliminación significó el abandono de trabajo de su técnico y que sus dirigidos sean recibidos en su país como si fueran asesinos.

El fútbol esta llegando a situaciones extremas. Los hinchas más violentos se hacen presentes en los entrenamientos para reclamarles a los jugadores más actitud. Estos equipos deben entrenarse con custodia policial por temor a cualquier ataque. Pensar que antes había que cuidar de las peleas entre hinchadas de distintos equipos. Hoy hay que cuidar de las acciones violentas contra su propio equipo. Mientras tanto los dirigentes del fútbol argentino no hacen nada por cambiar esta problemática. Estos malvivientes que concurren a los partidos son apañados por las máximas jerarquías de los clubes quienes se encargan de pagarles los pasajes, entradas y todo tipo de requerimiento por parte de la hinchada.

Desde hace años este hermoso deporte esta perdiendo su esencia. Estas actitudes generan que no se observen más aquellas familias numerosas que solían acercarse a mirar un partido con el objetivo de disfrutar el colorido y la pasión que el mismo despierta.

El fútbol es algo a lo que la mayoría de nosotros estamos involucrados, conteniendo todas aquellas sensaciones marcadas en el primer párrafo. Pero estas emociones deben ser tenidas en cuenta como tales: La pasión, en el idioma futbolístico, es el amor que despiertan los colores y no eso que nos desborda y nos lleva a cometer locuras.

El fútbol todavía está vivo. Luchemos por cambiar este problema para no lamentarnos cuando el fútbol este muerto y no halla vuelta atrás.

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