El automovilismo argentino esta de luto

El domingo 13 de noviembre del 2011 quedará grabado en la historia negra del automovilismo argentino, esa que muchas veces se prefiere no recordar, esa que se suma a las 56 muertes anteriores.

Para los que creen en el destino, ese era el día para Diego Falaschi. Un joven de 22 años que se perfilaba como promesa en el Turismo Carretera, porque ya había sido campeón de la Formula Renault y también de la Copa América de Top Race.

La vida le jugó una mala pasada el último fin de semana en Balcarce. Un autódromo renovado, con una carpeta asfáltica nueva que hacía de este circuito uno de los más veloces del automovilismo argentino, permitiéndole a los corredores bajar 4 segundos el record de vuelta.

Luego del choque contra las gomas y el impacto contra Ortelli, llegaría el estallido final. Ese que te hace apretar los dientes y cerrar los ojos tan fuertes que al abrirlos la vista se pone borrosa.

Una hora más tarde, la noticia menos esperada. Guido Falaschi había muerto. El hombre de Las Parejas no logró sortear esa suerte que tuvieron otros pilotos. Le tocó a él. Los ojos de los fierreros se volvían cristalinos y el escudo de cualquiera sea la marca se pintaba de negro. Porque cuando suceden estas cosas no hay distinciones, las diferencias y las peleas se dejan de lado.

Luego llegaría, y todavía persiste, la quita de responsabilidades. Que la culpa la tiene este, que tendrían que haber prevenido de esta manera, que el doctor, que la organización.

Hay verdades inobjetables: Que las gomas tendrían que haber estado sujetas es verdad, más allá de que si uno observa la maniobra, el auto de Falaschi amortigua el golpe, pero por la cercanía del paredón con la pista lo deja con medio auto por encima de la misma generando el choque con Ortelli y luego el desenlace que conté anteriormente.

Que las banquinas no son las adecuadas, seguramente eso también tendrá su cuota de razón. Llama mucho la atención ver esa polvareda que no deja ver a los pilotos, producto de la tierra que se encuentra pegada al autódromo.

Pero quizás lo más importante sería las vías de escapes para que los pilotos puedan “auto evacuarse” ante una situación semejante o en caso de que simplemente decidan abandonar la carrera por un desperfecto mecánico.

Molesta mucho escuchar a destacados actores en la materia creyéndose los dueños de la verdad absoluta. Hablar con el diario del lunes es fácil. Muchos creen que el accidente que sufrió Canapino dos días antes había anticipado algo, yo no lo creo. Pienso que simplemente fue una falla en sus frenos lo que hizo que el piloto no pueda detener su auto que circulaba a 250 km/h. Es cierto, muchos me podrán decir que su auto no sufrió ningún tipo de contención, sino que quedó en la calle de tierra lindera a la pista, en eso coincidimos.

En fin… La vida y en este caso el deporte nos pega un nuevo sacudón. El mundo de los fierreros vive, quizás, uno de los peores meses de la historia, recordando la muerte de Simonccelli y de Ramiro Tot.
Pero en todos los casos esto nos debe servir para algo. Esperemos que el luto no sea solo de unas semanas y listo, sino que perdure para poder tomar determinaciones que ayuden a una mayor seguridad.

En su momento se suspendieron los circuitos callejeros, también se eliminó la figura del acompañante, entre algunas medidas.

Ahora habrá que analizar que resolución se tomará para prevenir este tipo de tragedias.
Ahora se tendrá que pensar que solución se le encontrará para que no haya más Guidos Falschis.